Rejuvenecer SÍ ES POSIBLE
Recuperar veinte años de desgaste interno es una realidad. No se trata de una máquina del tiempo ni de un elixir de la eterna juventud, sino de un tratamiento preventivo que sincroniza la edad del organismo con la que aparece en el documento de identidad
Los seres humanos pueden vivir entre 100 y 120 años, siempre y cuando corrijan a tiempo los procesos de envejecimiento prematuro del organismo. La diferencia entre el siglo que podríamos alcanzar a vivir y la edad a la que llegamos finalmente está determinada en gran parte por los hábitos de vida.
Esto significa que, aunque el DNI de una persona señale que tiene 60 años, su organismo puede corresponder al de una persona 20 años más vieja o, por el contrario, al de un adulto vital y energético de 40.
La medicina antienvejecimiento estudia el proceso evolutivo natural de las personas, descarta los factores perjudiciales que producen un deterioro prematuro, corrige los síntomas orgánicos de decaimiento y previene la aparición de los signos de desgaste prematuro.
Mediante una serie de pruebas bioquímicas y biofísicas en sangre y orina se determina la edad biológica del paciente para confrontarla con su edad cronológica. Si se establece un envejecimiento fisiológico se realiza un tratamiento preventivo y, por el contrario, si sufre de un envejecimiento patológico se programa un tratamiento de choque para resincronizar las dos edades.
El médico realiza una serie de pruebas para determinar cuáles son los marcadores biológicos de cada paciente (biomarcadores) a nivel bioquímico, biofísico y funcional. “También estudiamos genéticamente a la persona para que, sabiendo sus necesidades, podamos cubrirlas nutricionalmente y conservar así un proceso de envejecimiento regulado”, explica el doctor Mariano Bueno, director del centro especializado en antienvejecimiento, Biosalud, con sede en Zaragoza.
Se estima que, como promedio, los pacientes que acuden a consulta por este tipo de medicina preventiva sufren de una desincronización de entre 15 y 20 años entre las dos edades. “Una persona que llega en esas condiciones y a la que resincronizamos, nota el cambio radicalmente. Hay una serie de pautas sencillas y personalizadas que les ayudan a mantener ese resultado y solo vienen de vez en cuando para hacer pequeños ajustes igual que con sus coches”, afirma el especialista.
La genética condiciona un 25% de la longevidad del ser humano, mientras que el 75% restante está determinada por el estilo de vida. El presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), José Serres, sostiene que ese 75% se puede modificar en función de cómo se trata al organismo. “Si fumamos, si no hacemos ejercicio y si comemos mal se va a disminuir nuestra esperanza de vida”.
El doctor Mariano Bueno añade estos otros factores que aceleran el envejecimiento biológico.
- Todas las enfermedades envejecen.
- El estrés es oxidante: el exceso de radicales libres produce oxidación en las células. En medicina antienvejecimiento se mide en sangre el nivel de oxidación celular y la capacidad antioxidante para establecer si el paciente necesita un tratamiento antioxidante.
- El exceso de acidez en el organismo: se produce por un abuso en el consumo de proteínas e hidratos de carbono refinado, así como por vivir deprisa, con estrés y poca relajación. También es causado por el poco ejercicio y, en el caso de los que hacen demasiado, por la acumulación de acidez en los tejidos. Las radiaciones de los teléfonos móviles y las ondas de televisión y radio también producen acidez. La abundancia de acidez se contrarresta con el consumo de sustancias y alimentos alcalinos como cereales integrales, fruta fuera de las comidas, reducir el consumo de proteína, evitar las bebidas gaseosas y procurar beber agua alcalina.
- Defecto en la producción de colágeno: el colágeno es una proteína formada por cadenas de aminoácidos y dentro de ellos está la glicina. Los seres humanos en general tienen un déficit diario de 10 gramos de glicina que no se puede suplir solo con la alimentación. Según el doctor Bueno, en el mercado solo hay un producto que puede suplir esta falta de glicina. Lo recomendado es aportar glicina al organismo para que pueda fabricar colágeno.
Cómo funciona
Las diferencias entre la edad biológica y la cronológica se determinan —de acuerdo con el presidente de la SEMAL, José Serrás— con pruebas de analítica clínica, valoración de funciones en el organismo , estatus hormonal, medición de ácidos grasos del organismo, medición de antioxidantes, pruebas bioquímicas, cálculo de la elasticidad de la arteria carótida y otras pruebas de flexibilidad.
Hay otro tipo de análisis —denominados food gen— que permiten saber qué tiene que comer una persona de acuerdo con su ADN. Se estudian 20 genes que tienen que ver con la nutrición y se diseña una dieta personalizada para darle al organismo los nutrientes que necesita. “Hay personas que tienen que aumentar hasta 50 veces algunos nutrientes en relación con las dosis diarias recomendadas por la Organización Mundial de la Salud”, sostiene por su parte el responsable de Biosalud.
Las pruebas previas sirven para conocer el estado en el que llega el paciente, programar un tratamiento personalizado y luego repetir algunos de los análisis para comparar las mejoras conseguidas. “Me satisface — declara Bueno— que la gente diga que está mucho mejor pero a mí lo que me vale es que, si antes el paciente tenía altos índices de acidez, luego aparezca en las analíticas que se ha corregido porque “esa es la prueba evidente y objetiva de que efectivamente así es”.
Lo ideal, según el doctor Serres, es iniciar este tipo de tratamiento desde que se está en el vientre materno y controlar que la madre no fume, no beba y no esté en contacto con sustancias tóxicas. Desde niños es necesario tomar una alimentación saludable, “lo que en España no se cumple”, y entre los 30 y 40 años iniciar un tratamiento.
Mariano Bueno explica que las personas llegan a consulta a partir de los 50 años y cuanto más tarde vienen “menos cosas podemos hacer”; sin embargo, de acuerdo con su experiencia, todos los pacientes que se han hecho el tratamiento han concluido que merece la pena y “de hecho siguen viniendo”.
Cuando un paciente se pone en las manos de la medicina antienvejecimiento lo primero que nota son cambios internos que incrementan la sensación de rejuvenecimiento como una mayor vitalidad y una mejora en la capacidad de memorización. La piel también presenta mejoras considerables aunque como lo enfatiza Bueno “esto no tiene nada que ver con la estética”.
El especialista comenta que cuando se habla de medicina antienvejecimiento usualmente se relaciona con tratamientos estéticos y, al contrario, los cambios que se producen siempre son “de dentro hacia afuera”que sí se pueden complementar con cirugía o procedimientos externos pero “nuestro fin es solucionar las cosas de adentro para que se exterioricen de forma saludable”.
Al hablar de precios, el doctor Serres afirma que no es un tratamiento caro y depende, en gran medida, de las pruebas a las que el paciente se quiera someter y al programa de cuidados que se establezca. “Planteándolo como una medicina preventiva no es un tratamiento costoso, al contrario te permite ahorrar dinero a futuro”.
Consejos para envejecer “responsablemente”
- Nutrición: no se trata de comer para llenar el estómago, sino de darle al organismo los nutrientes que necesita.
- Llevar una vida saludable y hacer ejercicio con moderación. Lo ideal es que sea diario, de unos 45 minutos, sin gran esfuerzo. Todos los ejercicios que fuerzan al organismo tienen un efecto contrario: un exceso de producción de radicales libres que causan envejecimiento.
- Consumir algún tipo de producto regenerador de glicina.
- Felicidad: ser feliz y realizarse como persona. Ser positivo y tener una buena autoestima.
- Ayudar a REGENERAR LA PIEL con productos dermatológicos reconstructivos: Q10 | VITAMINA C | VITAMINA E | ALOE VERA
El centro estadístico de la Unión Europea, Eurostat, reveló recientemente que los ciudadanos españoles se encuentran entre los europeos con mayor esperanza de vida después de los 65 años, al alcanzar un promedio de 87 años para las mujeres y de 83 para los hombres.
Fuente: EFE
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