Q10, la coenzima de los múltiples beneficios
Tiene propiedades antioxidantes y es una aliada contra el envejecimiento. En qué alimentos se encuentra.
La coenzima Q10 es un compuesto liposoluble, el cual es sintetizado por el organismo humano y se encuentra principalmente en el centro productor de energía de las células conocidas como mitocondrias. Por lo tanto, los órganos que más energía requieren, como el corazón y el hígado, son los que poseen mayores concentraciones de dicha coenzima.
Tiene diversas propiedades antioxidantes que pueden ayudar a prevenir las arrugas y el envejecimiento. Además es una fuente importante de energía y puede facilitar la circulación sanguínea.
Debido a que el organismo produce naturalmente menos coenzima Q10 a medida que se envejece, se recomienda aumentar su consumo. ¿Dónde se la encuentra? Los alimentos con mayor concentración son el corazón de cerdo y el de vaca, riñones, sardinas, salmón, caballa, abadejo, atún, arenque, soja, nueces, maní, semillas de sésamo, pistachos y avellanas. Y en menor cantidad hígado de cerdo y el de vaca, jamón, pollo, huevo, anguila, lenguado, trucha, espinaca, pimientos, brócoli, batata, zanahoria, ajo, coliflor, castañas y almendras.
Conocida como la aliada contra el envejecimiento, también ayuda en las patologías como pérdida de visión relacionada con la edad (en casos de degeneración macular, por ejemplo), insuficiencia cardíaca congestiva, daño nervioso causado por diabetes (retinopatía diabética), hipertensión arterial y cefalea por migraña.
Pero, además de ser un potente antioxidante, la coenzima Q10 tiene muchos otros beneficios para la salud. Varios estudios demuestran que ha sido un compuesto eficaz en la prevención de lesiones del corazón ayudando en el proceso de producción de energía de sus músculos y mejorando también la recuperación de los pacientes que deben someterse a cirugúas cardiovasculares. Un estudio clínico reciente reveló que las personas que recibieron diariamente suplementos de la coenzima dentro de un plazo de tres días tras haber sufrido un infarto tenían menos probabilidades de experimentar infartos posteriores y dolor torácico. También se vieron buenos resultados en la reducción de la hinchazón de las piernas y en la mejora de la respiración.
Crédito: *La Lic. Ivana Villa es nutricionista (MN 5369) y educadora en diabetes del Instituto Cardiovascular Lezica.
Fuente: Clarín
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