martes, 7 de mayo de 2019

Consejos | Cuidados de tu piel en otoño

¿Cómo afecta el otoño a las enfermedades de la piel?




El sol y las buenas temperaturas propias del verano consiguen que algunas patologías cutáneas como el acné, la dermatitis, la psoriasis o la xerosis, entre otras, mejoren. Sin embargo, el cambio estacional, en concreto el otoño y el invierno, produce el efecto contrario y provoca que empiecen a aparecer problemas cutáneos.


“Con el cambio estacional la piel reduce las secreciones de sebo y la transpiración propiciando que ésta se reseque. El problema es que cuando la piel se reseca, a veces ve comprometida su estructura y su función barrera: deja de proteger frente a las agresiones del exterior”, explica María García del Hierro, farmacéutica vocal de Dermofarmacia en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cantabria, quien señala que si la piel está sana, hidratada y perfectamente estructurada, los agentes que producen esas agresiones rebotan y no producen ningún daño en esa dermis. Sin embargo, si la piel está dañada, como ocurre en las enfermedades ya mencionadas, es más susceptible a que aparezcan problemas y consecuencias como picor e irritación.


De hecho, los factores ambientales como son la temperatura, la humedad, las precipitaciones o la radiación ultravioleta juegan un papel muy importante en la situación de la piel, tal y como advierte Esther Serra Baldrich, miembro del grupo de Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea de la Academia Española de Dermatología y Venereología, quien indica que las bajas temperaturas propias del otoño pueden empeorar la dermatitis seborreica, la rosácea y la dermatitis atópica.

“La humedad puede tener múltiples efectos en la piel atópica. Por un lado, una elevada humedad puede controlar la pérdida transepidérmica de agua en la piel con dermatitis atópica. Sin embargo, por otro lado también puede ocasionar un aumento de la sudoración, lo cual puede ser irritante y agravar el picor que sufren estos pacientes”, -especifica Serra y continúa-, “El frío y el viento pueden actuar facilitando la sequedad de la piel. La xerosis (piel seca) ocasiona picor a la persona. Además, la polución también interviene en el deterioro de la función barrera de la piel”.
¿Cómo podemos mantener la función barrera de la piel y reducir el picor?

Para mantener la piel en las mejores condiciones es fundamental que los pacientes que tengan estas patologías mantengan la piel muy hidratada. Para conseguirlo, la portavoz de la AEDV recomienda aplicar emolientes que en su composición mantengan sustancias con propiedades antipruriginosas. “Los emolientes proporcionan los ingredientes necesarios para reconstituir, reestructurar y calmar la piel, retrasan la evaporación del agua, estimulan de forma natural la producción de lípidos y alivian el picor”, añade Serra.

En este sentido, García del Hierro especifica que las lociones han avanzado mucho en la actualidad y ahora no se componen de un único principio activo, constan de múltiples ingredientes que combinados mejoran considerablemente la calidad de vida de estas personas reduciendo la irritación y el picor.

“Para algunos pacientes el picor es espantoso y necesitan una solución inmediata, que el picor se calme y puedan dejar de rascarse. Por eso es habitual encontrar en las lociones ingredientes tradicionales calmantes como la calamina y la caléndula y otros más novedosos como el polidocanol, también llamado Laureth-6,5, que actúa como un anestésico que reduce el picor inmediatamente”, añade la farmacéutica.

Otros ingredientes importantes que deben llevar estas lociones son los humectantes, entre los que Serra recomienda el lactato y la urea, que facilitan que no se pierda el agua y son muy hidratantes. A esto, García del Hierro señala que junto con la urea, la glicerina son dos de los activos pioneros en estos productos que todavía se siguen utilizando. “La glicerina es un hidratante tradicional que da muy buen resultado y que también proporciona a la emulsión suavidad, característica que se traslada a la piel y deja un tacto más suave”, añade.

Los aceites ricos en omega 3 y omega 6, como el de aguacate, onagra o borraja también ayudarán a mejorar la hidratación de estas pieles y a recuperar la estructura que tienen dañada. “El aceite de aguacate, por ejemplo, se usa mucho en dermatitis atópica porque es muy nutritivo para la piel”, apostilla la farmacéutica.

Por último, es importante que las cremas hidratantes no contengan fragancias, parabenos ni siliconas.
¿Cómo hay que aplicar las lociones?

Para evitar la sequedad se deben aplicar cremas hidratantes de forma diaria, especialmente tras el baño. De hecho, si la piel está discretamente humedecida, la penetración será mayor.

Con el fin de mejorar los resultados, García del Hierro da una serie de pautas a la hora de cuidar la piel:

En primer lugar, los pacientes tienen que optar por utilizar un gel de baño que sea graso o al menos calmante. La especialista descarta comprar uno cualquiera ya que estas pieles especiales necesitan geles específicos que tendrán agentes lavantes mucho más suaves y refuerzos con ingredientes calmantes.

En cuanto a las lociones de baño, hace hincapié en que sean específicas para cada tipo de piel. “Innegociablemente tienen que aplicarse dos veces al día, cada día”, advierte. “Si los pacientes están pasando por una buena época o es verano y ven que con una dosis diaria es suficiente, no hay ningún problema; pero cuando se acerca el invierno, o saben que son propensos en algún momento del año a ponerse peor, conviene que en esos momentos se lo apliquen a razón de dos veces al día, por la mañana y por la noche”, concluye.


Fuente: Cuidateplus | Marca





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